Ayer me llamó Óscar Fisterra, amigo y crítico literario, para tomar un vino y ver una colección de objetos raros en La Casa de las Flores.
Yo iba un tanto acelerado por los pasillos de la famosa Casa sin detenerme en nada, pero me paré ante un libro encuadernado en arpillera, con una paloma blanca dibujada en la tapa y bordada en hilo verde. Un ejemplar único escrito por Neruda e ilustrado por Lorca en honor de Doña Sara Tornú de Rojas Paz. Una rareza bibliófila, única edición de “Paloma por dentro”, hecha a mano.
Conté a Fisterra que existía una lista de las mejores poesías de amor de todos los tiempos, que no está seleccionada por Francisco Rico ni Luís María Ansón ni por Antonio Gala, era una lista distinta, propia, inevitable, sin la que no se puede dar dos pasos o dos versos, sin la cual uno va desnudo agarrado al Smartphone o amanece intranquilo, una lista para amantes o personajes de verdad que superan al poeta y que lo elevan en un corazón de pulpa y cuarzo, algo así como en globo aerostático, diseñado frágil y caro, y desde donde habitar el Mundo con perspectiva Planetaria.
A esa lista bien pudiera sumarse –añadí– el Poema 20 de Elías Deià: