Jordi Lahispaniola


Asistente de artistas... ahorita mismo descansando


El chófer

                 No eres nadie si no tienes chófer. Para salir por ahí, para ir al trabajo o para moverte de casa en casa necesitas chófer. Los nuevos ricos no lo entienden: sin chófer no eres nadie. Lo ideal, además, es que el chófer (30 mil euros), el coche (Audi A6, 120 mil euros) y los gastos (seguros, mantenimientos, peajes, aparcamientos, gasolinas y demás. Otros 60 mil euros)  estén a sueldo del gobierno. Del gobierno que sea: ayuntamiento, diputaciones, consejerías, presidencias o ministerios, qué más da. Sin chófer no eres nadie y si el chófer es de sueldo público, mejor. 


              Nadie puede inaugurar aeropuertos, estaciones de tren o intercambiadores de autobús si va en transporte público, nadie puede acudir a la recepción de la Embajada, al palco del Bernabéu o a una boda en el Escorial, en su propio coche. El chófer oficial y su coche entran por otro lado, aparcan con preferencia y guardan discreción. Si nunca han levantado la barrera para que pasara tu coche oficial, tú no sabes lo que es formar parte de la cúspide, no eres influyente ni te sabes relacionar.


              Además, si el chófer te hace de guardaespaldas (otros 60 mil euros, si es con pistola) mejor. Uno tiene que estar prevenido de lo que pueda pasar, en estas altas esferas de la sociedad los imprevistos se pagan caros, cualquiera puede acercarse en un evento abierto al público, hasta un ciudadano indignado podría intentar decirte algo directamente a la cara y decírtelo a gritos y montarte un escrache, cuando uno quiere pasar desapercibido y entrar discretamente al Hipódromo con su señora o amante, su guardaespaldas y su chófer oficial.

jol Matemáticas

sutil disciplina media y extrema ley de la belleza gobernadora de redes sistemas y ondulaciones cósmicas

infinitésima luz de la retina pirámide y compás de la arquitectura sencilla y renacentista como cortinas de lluvia y fuentes de orden orgánica


estrella del mar con todas las puntas y todos sus planos dodecaedro azul flor de girasol envuelta en música de cítaras o esferas proporción áurea y cuerda elevada a sí misma






Jol… sutil disciplina, media y extrema ley de la belleza, gobernadora de redes, sistemas y ondulaciones cósmicas.


Jol… infinitésima luz de la retina, pirámide y compás de la arquitectura, sencilla y renacentista, como cortinas de lluvia y fuentes de orden orgánica.




Jol… estrella del mar con todas las puntas y todos sus planos, dodecaedro azul, flor de girasol envuelta en música de cítaras o esferas, proporción áurea y cuerda elevada a sí misma.

Noches de verano en decúbito supino

Ciertas noches son vapor, música o perfume, esas noches no nacieron para ser pensadas o escritas, y son lunas o noches de arcilla sobre la arquitectura de los tejados, cuando la ciudad emite melodías de jazz por las ventanas, por las luces o por los jardines, que han elevado sus flores desde las calles, en esta hora recién regada, donde Madrid es un Alcázar sobre un bosque violeta. 

      Sólo el amor cambia por completo el paisaje, es una de sus diminutas facultades, desvelar otros escenarios de súbito, en decúbito supino y por ciertas terrazas o áticos.














       Los amantes se marean con estas visiones o con esta sensación y se tumban de espaldas, ambos cogidos de la mano y con las piernas entrelazadas, mirando las estrellas, que son como luces de ciudad o melodías de jazz y huelen a boj, sauce y álamo verde. Hasta los novios japoneses que se casan sumergidos en piscinas vestiditos a lo occidental lo respiran y lo sienten, hay un paisaje de estrellas, jazz y arcilla que se filtra en las piscinas como el cloro –le decía a Almudena y los dos reíamos y nos mareábamos, si cabe, un poco más.

Ridículum Vitae Management

he sido soy ni mucho ni poco más bien poco parece que hago pero no hago

he fumado sobre planes de negocio hasta mantener su gestión formulada nicotizada y algo miope

qué verso qué humo qué metáfora qué rentabilidad de ceniza y bonos trimestrales



mis nombres mis actitudes o mis planes también son de pluma o de nube

de una gran burbuja hecha con tabaco sudor y pólvora publicitaria

qué business qué gestión qué marketing qué peste a humo y axila






comenzar poeta o manager y acabar con careta anti humo es una malísima rima

no sé si mi ridículum vitae evidencia tanto

Teatro Rojo

                Necesitaba entrar en todos los teatros, en los teatros en venta, en alquiler o a medio cerrar de Madrid: el Teatro Martín, el Teatro Cómico, el Teatro Arniches, el Teatro Alfil o el Teatro Lara… más allá de comprarlos, alquilarlos o no, quería meter los pies en ellos, me interesa su historia, su vida, su legado. Esta tarde de miércoles venía de meter los pies en el Gran Teatro Salamanca. El taxi se atascaba por las calles. Julio Anguita echaba un discurso con formato de entrevista por la Sexta Radio, y era un discurso con un par, una lengua valiente, una ironía guerrera. El brujo de la tribu estaba enfadado y defendía una segunda república, desterrando IrracioNacionalismos, Austeridad y Monarquías. Yo iba con la cabeza pegada al respaldo del asiento delantero, el chófer y yo íbamos prestando atención. Por fin un taxista de izquierdas –comenté­– ¡Madrid está cambiando! –me dijo.

                
         
          El empresario me había recibido un par de horas antes en la calle Conde de Peñalver, acera de los pares, en un piso bajo interior, una casa de portería mal reformada en oficina, o sea, alquilada a la comunidad de vecinos  –me dije–  y además muy mal
iluminada, con muebles de oficina apañados y títulos comerciales, académicos o dios-sabe-qué en las paredes, casi todo falso e

Andante Moderato

                     Me levanté temprano, como un buen funcionario, a la hora que abren el Metro y las cafeterías. Las porras y el café con leche en Chamberí están igual que en todas partes. Ya no hay diferencia de clases  –en cuanto a las porras o café con leche–  entre los barrios de Madrid.

                    Tenía cita, o medio cita sin confirmar, en la Concejalía de Cultura y Espectáculos. Mis trámites llevaban tiempo interpretados al modo larghissimo, extremadamente lento, y no me iban bien o no me iban, e insistí en hablar con el Concejal.

             El despacho del Señor Concejal de Cultura y Espectáculos dormía la siesta del Fauno con música de Debussy, interpretada por la Banda Municipal de Conserjes, Administrativas y un Director Adjunto a la batuta.

         Imposible reunirse con el Señor Concejal  –en lento moderato, decía el adjunto– Anoche prolongó su jornada pública hasta muy tarde imponiendo cruces, medallas, oros, bandas y lazos a los premiados por su promoción artística y cultural de Madrid en el Teatro Joy Eslava: condecoró a Mario Vaquerizo, Terelu Campos, Bertín Osborne y otras tantas celebridades. Estuvo hartamente ocupado, hoy por la mañana no recibe visitas.

Nuestro tiempo










         

nuestro tiempo no es un mar de gasolina donde naufraga la conciencia

no es un corrupto dando tumbos a través de los siglos
ni un diamante de luz cansada

nuestro tiempo no es la justicia con poliomielitis en los 100 metros dólar

no somos pucherito de sombras y pan duro
ni el anónimo que se hunde al fondo del mar

nuestro tiempo no es un sueño ni un deseo de seres extraordinarios


no es futuro ni pasado para unos pocos
ni viene para irse

Ave Tres Idiomas

golpea la puerta mi vecino para anunciarme la revolución animada se desbordan los tinteros en los campos de mariposas todos llevamos un castor que construye una presa en el río verde

Elías Deià, autoficción metida en mil charcos

            Elías dejó de escribir poesía, pero sigue soñándola. Ahora utiliza la memoria como novela que no se pone por escrito, aunque en ciertas ocasiones proclame: ¡Si yo la escribiera!




            De martes a viernes Elías es comerciante de tinta para impresoras, los fines de semana acomodador en una sala de jazz y por las noches traductor de inglés/griego. A partir del veinte o veintitrés de abril, ejercerá de productor por Ibiza. Todas las vidas o medias vidas o estas precisas vidas se parecen tanto a él, como tanto le gustan.





         Elías va reflejándose por los charcos, son refractarios, él me los cuenta y yo los escribo. La autoficción requiere de mucha charca, hay que llevar bien hundidos los zapatos en el barro. Al poeta no le basta con fingir, además hay que mojarse o desgastarse o desteñirse, pero mojándose bien, hasta la orejas, porque de oreja está hecho este oficio, el oficio de poeta.

Hotel Ambos Mundos


           No soy la única máscara que pasea por el Hotel Ambos Mundos, la mayoría paseamos por hoteles de Madrid, Pamplona o París sin saberlo, hay un mundo de primos, heterónimos o máscaras que siempre quisimos ser, se resisten al abandono y transitan por La Habana o por otras ciudades, qué más da.