Jordi Lahispaniola


Asistente de artistas... ahorita mismo descansando


BIO-LIBER: Entrevista

En la Illa da Toxa, entre abril de 1933 y septiembre de 1935, Ramón María del Valle-Inclán entrevistó a unas cuantas personas notables:
Shakespeare     Hernán Cortés     Galileo     Rosalía de Castro   
la Sombra de la Santa Compaña     Rubén Darío      Jesucristo     la Muerte
Las actas de aquellas entrevistas, que levantó Álvaro Cunqueiro, han llegado hasta nosotros.
Es la mejor antología de entrevistas que conocemos.


BIO-LIBER: Juan Carlos Monedero CINE, 15M y LIBERTAD

Tercera Parte de la entrevista realizada por Óscar Fisterra el viernes 2 de noviembre de 2018 en la librería Visor-Libros de Madrid, Parte Final.



BIO-LIBER: Juan Carlos Monedero POESÍA y FEMINISMO

Segunda Parte de la entrevista realizada por Óscar Fisterra el viernes 2 de noviembre de 2018 en la librería Visor-Libros de Madrid.


BIO-LIBER: Juan Carlos Monedero LA IZQUIERDA QUE ASALTÓ EL ALGORITMO

Primera Parte de la entrevista realizada por Óscar Fisterra el viernes 2 de noviembre de 2018 en la librería Visor-Libros de Madrid.


Elías Deià menos un café

el ser humano no es tan virtuoso para con la poesía dar lugar a un mundo justo además –apunta elías hay que conquistar la inmortalidad para hacer justicia
 
ciertas mañanas uno despierta con el sueño de rimbaud tomado enfría un café espeso sin azúcar y siente el déjà vu desvanecerse nos calzamos salimos a la calle y vivimos otra vida elías también


yo compré un libro en abril para regalar a mi amigo un vate menor de provincias o mejor de aldea llamado deià improbable la orquídea pero no imposible –reza la dedicatoria escrita para el juglar mediterráneo y su comprometida salinidad


elías lleva tiempo sin escribir  –silencio poético comentan los amigos tiempo ya sin arrancar leve el canto sin vibrar en vulgar o de viva voz sin visitar las musas sin bañarse en las pozas cristalinas de un río esta tarde lenta está especialmente mudo el poeta sólo escucha –los amigos lo saben lo sabemos hay momentos donde el silencio activo y atento son también coloquio


tal vez la palabra poesía nos comprometa a todos la profesión lírica requiere de menos hígado y de más diplomacia la hegemonía de la belleza es ciertas veces una pasarela léase promoción cuando decimos pasarela elías ahora sonríe y parece que coincide otras veces con un café de más no renunció a la vieja escuela cínica de corinto


se nos hace tarde y hay noches dónde el infante terrible se retira recoge sus papeles y encuentra su ejemplar dedicado lo dejé sobre la mesa que compartimos –pregunto a elías sobre la cita del verso seleccionado su conveniencia lo tomé para ti –añadí  tal vez el café de más hoy sobra



Corinto, Grecia

El Capital perdido

         Durante el cuarto curso de Política, cuando yo tenía veintiún años, mi profesor de Teoría y Sociedad me proporcionó un ejemplar de una edición de El Capital donde sólo figuraban los temas más científicos y tal vez más reveladores. Además, se habían suprimido secciones desconectadas del hilo argumental del ensayo, casi por enteras incluidas en el Tomo I y Tomo III de la obra de Karl Marx. La edición la llevó a cabo El Viejo Topo, y constaba de 200 libros numerados, editados en cartoné verjurado color tierra y con papel satinado en el interior. La selección y la traducción estaba realizada por Manuel Sacristán y se incluía una introducción elaborada por él mismo.

         He lamentado más de una vez –por ejemplo, ahora– la pérdida de ese ejemplar –digamos que una cuidada edición introductoria– que se titulaba: Teoría selecta de El Capital en Londres.

          Luego con los años he visto algunas de esas selecciones de la obra de Marx más o menos aceptables, antologías de El Capital o de la Crítica de la economía política. Hace años circulan obras completas del escritor y doctor alemán, con prólogos que el propio Marx hizo de su obra, y con epílogos de Friedrich Engels o Walter Benjamin, entre otros. Tengo un par de ediciones de poemas que K. M. envió por carta a Johanna von Westphalen, se puede observar con detalle la caligrafía del joven Marx vindicando la elegancia cosmopolita de la gentil Jenny.


          Pero sigo creyendo que aquél ejemplar que me facilitó mi profesor, Francisco Fernández Buey, estaba expresamente orientado a incentivar el cálculo y la ciencia del estudiante, iniciarlo en el sistema económico y científico social, a través de las teorías más concretas del investigador alemán. He profundizado sobre la ciencia económica y política y su innovación, la realidad y la tecnología más practicable. Es cierto que me dedico al periodismo poético y a la inversión industrial –mis amistades lo saben– y guardo más tiempo para lo segundo que para verter poesía, pero aún lamento la pérdida de ese ejemplar grabado con el número XXII al lomo y dedicado a Jordi Lahispaniola por Manuel Sacristán en 1982 sitio México.
Dal't Villa, Ibiza


La hija de Fidias



          Tuvimos noches en Atenas repletas de luz. La literatura y más concreto la tragedia era un espectáculo de antorchas y flechas ardientes, la satinada imagen de la amazona espartana, de largas piernas desnudas, danzó libre en los teatros. Nosotras fuimos las primeras en representar la victoria de la mujer en el Acrópolis. Dimos luz a la ciudad para salir de las tinieblas del hombre. Nos favorecimos del drama y la comedia, para iluminar las plazas y apagar los mitos, los últimos poetas píticos de Delfos nos dejaron paso, no sin resistencia. La retórica se alzó en Grecia, reclamó su canto femenino y democrático, Atenas repleta de luz fue nuestra.
 
         Introducir la diosa sabiduría en la ciudad fue un plan a gran escala. Formaron parte muchas y muchos, entre ellas Aspasia de Mileto, sin duda un referente, en cuyo círculo estaba mi padre Fidias, o Pericles, que dicen era el gran amor de Aspasia y su confidente, y que fue el general al que se le encargó la democracia en Atenas, y que otorgó el voto a las mujeres y a los hombres sin fortuna. Nosotras no éramos hijas de reyes ni aristócratas, no éramos hijas de Zeus, no veníamos de una estirpe divina y escatológica, plagada de sangre y de dolorosos partos de leche cósmica, nosotras éramos la prole de los comerciantes, artistas y constructores venidos de toda Grecia. Éramos las hijas del nuevo poder, y estábamos dispuestas a tomarlo. Yo, Casandra, fui educada para relatar nuestra historia.


         El encargo de la grandiosa estatua de Atenea es la historia de mi padre. Él fue educado en el círculo de Aspasia y Anaxágoras, aprendió música con Darión, que hacía sus propios instrumentos para ser interpretados en la biblioteca del Ágora, antiguo discípulo de Pitágoras, y como él componía en pentagrama, con una caligrafía elegante, semejante al dibujo de un templo de seis notas o seis columnas. Es ahí -cuenta Aspasia-  donde Fidias se enamoró de la arquitectura definitivamente, aplicó la precisa escala musical para dibujar el templo de Hefesto y del Partenón, la música se transformó en dibujo, el equilibrio se representó a gran escala. La armonía constituye la belleza del cuerpo, de la misma manera que la sabiduría es la expresión más alta del alma. Los desnudos de Fidias guardan armonía y sabiduría. No reciben el mensaje de nuestra angustia y de nuestra ignorancia. Como Atenea Partenos, como Niké alada, como la Hidra de bronce, esos cuerpos gloriosos fueron esculpidos para siempre, y Fidias les concedió una equilibrada permanencia: esa armonía feliz y sabia con que se exhiben ante nuestra vida inquieta.



          La mujer ateniense era una eterna menor, que no poseía ni derechos jurídicos ni políticos. Toda su vida, debía permanecer bajo la autoridad de un tutor: primero su padre, luego su marido, y más tarde su hijo o un familiar cercano si era viuda. En la Polis, los cambios fueron haciéndose evidentes. El Ágora fue ganada para la discusión política, entramos las mujeres por la vía Panatenaica de la mano de Aspasia y Sócrates, tocadas con la diadema de laurel y vestidas con el peplo blanco de seda, reclamando voz y voto. Nuestra ciudadanía fue expuesta ante la asamblea y sus funcionarios, fuimos escuchadas e interpeladas y a final aceptadas, nuestra victoria fue un triunfo de la razón y la libertad.