Ayer Elías Deià hizo de hombre invisible... desapareció bajo un
litro de ginebra.
Una noche más
no ha podido olvidar la medida de la musa azul, sus lindas proporciones clásicas o
su voz rasgada.
Hoy tiene otro
día más para no entregarse del todo a nada, para no tener más vida que la
escrita, para acabar siendo un personaje de mí mismo.
Elías se
entristece de ser un artista golfemio, de esos que acaban aburriendo a sus
mujeres o a sus musas. Hoy su poesía se la trae un poco floja, lee detrás de su
máscara quemada y su otro yo acumula silencio, ausencia y vértigo.
Basta ya de
verdades baratas, la felicidad es para quien la trabaja, qué la poesía no sirve
para nada es una idea bien extendida entre poetas. Quisiera yo ver a Míster Deià
sin poemas, a ver como evita pegarse un tiro.
Elías calla mientras bebe para olvidar mejor, pero no funciona, será mejor que deje de beber y salga a la calle a hablar con lo que tropiece o se ponga a escribir de una vez por todas.
Elías calla mientras bebe para olvidar mejor, pero no funciona, será mejor que deje de beber y salga a la calle a hablar con lo que tropiece o se ponga a escribir de una vez por todas.