Durante el cuarto curso de Política, cuando yo tenía veintiún
años, mi profesor de Teoría y Sociedad me proporcionó un ejemplar de una
edición de El Capital donde sólo figuraban los temas
más científicos y tal vez más reveladores. Además, se habían suprimido
secciones desconectadas del hilo argumental del ensayo, casi por enteras
incluidas en el Tomo I y Tomo III de la obra de Karl Marx. La
edición la llevó a cabo El Viejo Topo, y
constaba de 200 libros numerados, editados en cartoné verjurado color tierra y
con papel satinado en el interior. La selección y la traducción estaba
realizada por Manuel Sacristán y se incluía una introducción
elaborada por él mismo.
He lamentado más
de una vez –por ejemplo, ahora– la pérdida de ese ejemplar –digamos que una
cuidada edición introductoria– que se titulaba: Teoría selecta de El
Capital en Londres.
Luego con los
años he visto algunas de esas selecciones de la obra de Marx más
o menos aceptables, antologías de El Capital o de la Crítica
de la economía política. Hace años circulan obras completas del escritor y doctor alemán,
con prólogos que el propio Marx hizo de su obra, y con
epílogos de Friedrich Engels o Walter Benjamin,
entre otros. Tengo un par de ediciones de poemas que K. M.
envió por carta a Johanna von Westphalen, se puede observar con detalle la
caligrafía del joven Marx vindicando la elegancia cosmopolita de la gentil Jenny.
Pero sigo
creyendo que aquél ejemplar que me facilitó mi profesor, Francisco Fernández Buey,
estaba expresamente orientado a incentivar el cálculo y la ciencia del
estudiante, iniciarlo en el sistema económico y científico social, a través de
las teorías más concretas del investigador alemán. He profundizado sobre la
ciencia económica y política y su innovación, la realidad y la tecnología más
practicable. Es cierto que me dedico al periodismo poético y a la inversión
industrial –mis amistades lo saben– y guardo más tiempo para lo segundo que
para verter poesía, pero aún lamento la pérdida de ese ejemplar grabado con el
número XXII al lomo y dedicado a Jordi Lahispaniola por Manuel
Sacristán en 1982 sitio México.
|
Dal't Villa, Ibiza |